Últimamente se ha trabajado sobre un tipo de historiografía que no detalla la vida política (pública), sino aspectos de la vida cotidiana, la sexualidad y la familia, lo que no es la historia de las mujeres, puesto que delimitarlas de tal manera sería verlas como objeto sexual, sin considerar su vida social y económica, también política (que la hay pero no ha sido rescatada en su totalidad).
Un punto importante es que el concepto de la mujer resulta muy abstracto, por ello se debe analizar a las mujeres como entes históricos, parte de un contexto, un espacio determinado, una clase social o pertenencia regional. Son diversas las historias de las mujeres, son diversas las dominaciones que se ejercen, dado que existen divergencias de una mujer a otra, cuanto más de una mujer blanca del norte a una mujer indígena del sur.
Este enfoque pretende reincorporar a la mujer a la historia y restituir la historia propia de las mujeres, esto enfatizando la relación entre los géneros.
Resulta absurdo excluir a las mujeres de la historia y de la historiografía, puesto que a pesar de haber sido sometidas y que bajo el sistema patriarcal vivieran bajo los techos de lo privado, aun así tienen un lugar en la realidad, ya que no es un mundo de hombres, es un mundo de relaciones entre mujeres y hombres, las mujeres tienen voz y han sido silenciadas pero muchas de ellas han luchado por todas las que no han podido.
Hay un gran trabajo por hacer, si es posible rescatar la historia de las mujeres en distintos periodos, entonces hay mucho que investigar y que escribir, pues no hay mucho escrito.
La autora se plantea si existe una historia mujeril, en lo particular no creo que va por ahí, pues plantear la pregunta en “femenino”, implica ya un feminismo exclusivo y la sociedad está compuesta por sexo femenino y masculino, no creo que haya una forma de ser por el hecho de ser mujer, todo ello está tentado por construcciones culturales.
Lo que sí considero verdadero es que lo que es “femenino” para el ser humano ha cambiado a través del tiempo y acorde con cada cultura.
El texto plantea también la relación que existe entre los géneros, en relación a los cambios que hubo en determinada época histórica tanto para las mujeres como para los hombres, esta pregunta histórica demanda conocer cómo un hecho transformó la vida en lo cotidiano.
Se identifican tres causas de la opresión femenina, una es el patriarcado como sistema social, se analiza desde el psicoanálisis y la posición marxista de la reproducción como producción. Hay una idea que resulta muy interesante, si no hay liberación de la opresión femenina, la cual está en todas las razas, etnias, colores y clases sociales, no se logrará erradicar la opresión del ser humano como sociedad.
Nos explica Ramos, lo cotidiano es lento y naturalizado, no se ve su cambio; en cambio la política es efímera, se observa la evolución.
La vida privada es espejo de la vida pública, si se dan cambios políticos que favorezcan a las mujeres, sólo analizando detalladamente la vida doméstica, se puede comprobar un verdadero cambio.
Las propuestas son: ponerle tiempo a la opresión de las mujeres, traer al conciente individual la noción el concepto de género, desde el inconciente colectivo.
Un punto importante es que el concepto de la mujer resulta muy abstracto, por ello se debe analizar a las mujeres como entes históricos, parte de un contexto, un espacio determinado, una clase social o pertenencia regional. Son diversas las historias de las mujeres, son diversas las dominaciones que se ejercen, dado que existen divergencias de una mujer a otra, cuanto más de una mujer blanca del norte a una mujer indígena del sur.
Este enfoque pretende reincorporar a la mujer a la historia y restituir la historia propia de las mujeres, esto enfatizando la relación entre los géneros.
Resulta absurdo excluir a las mujeres de la historia y de la historiografía, puesto que a pesar de haber sido sometidas y que bajo el sistema patriarcal vivieran bajo los techos de lo privado, aun así tienen un lugar en la realidad, ya que no es un mundo de hombres, es un mundo de relaciones entre mujeres y hombres, las mujeres tienen voz y han sido silenciadas pero muchas de ellas han luchado por todas las que no han podido.
Hay un gran trabajo por hacer, si es posible rescatar la historia de las mujeres en distintos periodos, entonces hay mucho que investigar y que escribir, pues no hay mucho escrito.
La autora se plantea si existe una historia mujeril, en lo particular no creo que va por ahí, pues plantear la pregunta en “femenino”, implica ya un feminismo exclusivo y la sociedad está compuesta por sexo femenino y masculino, no creo que haya una forma de ser por el hecho de ser mujer, todo ello está tentado por construcciones culturales.
Lo que sí considero verdadero es que lo que es “femenino” para el ser humano ha cambiado a través del tiempo y acorde con cada cultura.
El texto plantea también la relación que existe entre los géneros, en relación a los cambios que hubo en determinada época histórica tanto para las mujeres como para los hombres, esta pregunta histórica demanda conocer cómo un hecho transformó la vida en lo cotidiano.
Se identifican tres causas de la opresión femenina, una es el patriarcado como sistema social, se analiza desde el psicoanálisis y la posición marxista de la reproducción como producción. Hay una idea que resulta muy interesante, si no hay liberación de la opresión femenina, la cual está en todas las razas, etnias, colores y clases sociales, no se logrará erradicar la opresión del ser humano como sociedad.
Nos explica Ramos, lo cotidiano es lento y naturalizado, no se ve su cambio; en cambio la política es efímera, se observa la evolución.
La vida privada es espejo de la vida pública, si se dan cambios políticos que favorezcan a las mujeres, sólo analizando detalladamente la vida doméstica, se puede comprobar un verdadero cambio.
Las propuestas son: ponerle tiempo a la opresión de las mujeres, traer al conciente individual la noción el concepto de género, desde el inconciente colectivo.
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