jueves, 27 de marzo de 2008

Sin lastre. Florinda Riquer.

Lastre, el peso de discriminación con el que se ha cargado y se sigue cargando.
¿Cómo poder romper con la cultura en la que nacimos?, hace cortos 40 años se dio una revolución en la vida de la mujer gracias a la píldora, muchas cosas cambiaron, hubo más inclusión en la vida política y económica, pero en la práctica muchas situaciones no han cambiado. El siglo XXI pintaba para lograr la reivindicación de tantos escenarios que ennegrecieron el siglo XX, mas no ha sido así y dicen que como empiezas el siglo lo terminas…, tengamos fe en que no sea así y luchemos políticamente para lograrlo, pues de no ser así se avecinan vastos conflictos.

Explica Riquer que la toma de conciencia del mito de inferioridad de la mujer data del renacimiento, siendo esta la época en que se da un giro ontológico total, pasando de un teocentrismo radical a un androcentrismo de raíz; la razón separa al hombre de la naturaleza y el hombre occidental se plantea un proyecto de progreso, es en el renacimiento donde se ven los primeros indicios de luz sobre lo que más adelante sería el proyecto moderno y “humanizador”[1].
A lo largo de la historia, algunas feministas han observado que es debido a la ignorancia, la razón de los defectos adjudicados a las mujeres por su “naturaleza”.
Algunos reclamos de las feministas han sido el derecho a la educación para las mujeres, el reclamo de una vida sin violencia y conciencia para enfrentar los mitos de la cultura.
Desde antaño se han dicho y practicado barbaridades en contra de la mujer, creo que en definitiva hemos ganado mucho, mas no hay que descuidarnos y debemos luchar por las que no tienen las armas; un ejemplo que me causa repugnancia es una frase que dijo Platón respecto a las mujeres: las mujeres son gobernadas por el útero, eso explica su insaciable apetito sexual, padecimientos, enfermedades, incluso la locura, siendo el mejor remedio para ello que el hombre las preñe.
A pesar de que con la ilustración y la revolución francesa se replantearon los valores de la humanidad, no se tomaron en cuenta los derechos de la mujer y su reivindicación.
Surgen dos posturas feministas, la socialista (la cual se ha observado que no funcionó, pues en los países de ese corte político no lograron acabar con la discriminación) y la feminista liberal, la que buscaba reformas políticas y leyes efectivas; después de ello las diferencias entre el pensamiento feminista convivieron en constante diálogo.
Hay una idea que señala Riquer, que me parece de las más importantes y urgentes a realizar, es la idea de acortar las distancias entre las mujeres (sin importar clase social, religión o pertenencia regional), pues aunque se hayan dado a lo largo de 500 años una infinidad de luchas políticas, es debido a la ignorancia y la desigualdad, a la falta de estudios sobre todo, que muchas niñas nacen bajo el mismo estigma y siguen siendo educadas para el matrimonio y la maternidad como única opción; como dice la autora, hoy en día la mayoría de las mujeres consideran al trabajo como un complemento para aportar al hogar, al marido y aceptan que su mayor realización sería el matrimonio, lo negativo aquí es que no se les de la oportunidad de conocer otras opciones de realización como persona, que no se les muestra el mundo al que también tienen derecho; por ello, debemos concientizar primero que nada a las mujeres mismas, para que se rompa la cadena de la discriminación incluso entre nosotras, romper los lazos culturales que son más fuertes que las leyes y la sangre con la que fueron conseguidas.
[1] Aunque haya devenido en lo contrario, hasta la fecha no hay progreso, no existe una historia incluyente, hay muchos grupos sociales olvidados, no se ha dado incluso la modernidad en muchas partes del mundo; quizá el proyecto moderno lo fue en Europa y se convirtió en antinomia en Auschwitz.

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