miércoles, 23 de enero de 2008

El currículum oculto. Jurjo Torres

Inicia describiendo de qué manera se cree que se han dejado atrás las teorías e ideologías educativas tradicionales; en una opinión subjetiva, en su mayoría sigue habiendo una tendencia al autoritarismo y a ver a la escuela como la segunda institución que reforma la sociedad (después de la familia) y estas concepciones limitan el crecimiento y el desarrollo de la enseñanza, ya que se le observa como un currículo cerrado y al cual no hay por qué cuestionar.

Menciona a varios autores que a principios del siglo pasado se empezaron a cuestionar el currículo, algunos de ellos buscaban medir la calidad educativa bajo los estándares de una realidad industrial, con sesgos positivistas.
Aunque contrario a lo que pareciera, dichas teorías parecen haber sido retomadas en nuestra realidad, ya que se observa en la educación que desde profesores como alumnos siguen un camino hacia la industrialización, dejando fuera el humanismo, se prepara pues para un futuro mecánico, con productos mecánicos que respondan a un sistema capitalista y sean manejables y adaptables ante un fuerte sistema de opresión.

Hoy en día, la escuela prepara para la vida, pero una vida de automatización, en la que el valor radica en el consumo y por ende, la escuela reafirma la separación de clase y viene la pobreza. De cierta forma cualquier persona puede estudiar (pero…¿terminará?, el problema radica en la sociedad a la que se enfrentará, una sociedad globalizada que debido a la competencia deja fuera a los marginados, a las minorías para dar entrada al “mayoreo” y dándole preferencia a las trasnacionales extranjeras, en lugar de a nuestra misma gente. La mala noticia es que tenemos un gobierno empresarial que da pie a que este tipo de currículo se aplique y además del olvido de la enseñanza pública para dar entrada a la privada-religiosa, adiós laicismo.

Hay un problema muy grave en el objetivo general de la educación, en principio, llamarle objetivo general delimita las posibilidades, en segunda, si el profesor no es capaz de cuestionarse los objetivos de la educación y oscilar entre su subjetividad y la institución, entonces no habrá de tener sentido el que dicho profesor eduque. Uno de los principales objetivos en lo particular, sería el criticismo, el tener la capacidad de enjuiciar lo que nos acontece y no quedarnos callados ante cualquier impunidad; no obstante en la escuela forman individuos que obedecen y lo hacen a base de miedo y represión.
La cuestión sería plantear unos objetivos que obedezcan no sólo a las necesidades de los medios de producción, sino del ser humano. Y de ahí que cualquier escuela se podría encaminar en su ideología (esperando que ésta fuera humanitaria), más sin dejar de cumplir la base de la educación con ética.

Como diría Engels, “la mujer es como el proletariado y el hombre como el capitalismo”, ahora lo cambio un poco y lo describo así “los profesores y alumnos son como el proletariado y la educación es como el capitalismo”, cómo es posible condenar el universo de posibilidades del ser humano a un puesto de producción, en el que sirvamos a la máquina para al fin de cuentas autodestruirnos bajo gruesas capas de dióxido de carbono.

El autor habla de una ingeniería del comportamiento que es propuesta por los conductistas psicólogos, en la que se planea un cierto tipo de producto humano que es planeado por la clase de poder, sin que los conejillos de indias puedan siquiera cuestionar. Esta teoría me suena a que la escuela es un centro laboratorista que domestica incautos. Muy en lo personal no confío en la psicología, no le creo y mucho menos creo en educar de manera conductual (pues no somos ratones, poseemos la razón[1]), por el contrario, debemos formar seres autodidactas, que sean capaces de construir su conocimiento en base a sus propias necesidades.

Hay una idea que rescata el autor muy real, se le da énfasis a ciertas materias para formar individuos con determinadas aspiraciones, se realzan las matemáticas y se demerita a la historia y a la filosofía como aburridas, en el pensamiento del niño y adolescente ya está implantada la semilla del utilitarismo y el tecnicismo, haciendo ver a la “teoría” como algo que no sirve para nada. Se le da más importancia al mercado laboral queriendo formar seres para una realidad vencida, sumisa y autómata que piensa que porque la realidad es ésta, no existe otra y por eso las escuelas se acoplan a dicha realidad, sin dejar entrever siquiera que el individuo es libre de formarse un mundo mejor, donde los privilegios no existan y la justicia sí tenga valor. Se olvida una de las ramas más importantes de la filosofía, que antaño era fundamental para tener conocimiento, la disciplina de la retórica y la dialéctica, para poder hacer uso de la razón y no responder con monosílabos ante un sistema sofista.

Es muy cierta la afirmación de la naturalidad de los contenidos en la educación, se cree que la escuela es un lugar positivo, bueno para los hijos, donde aprenderán a ser buenos hombres y mujeres, pues mientras se esté en la escuela ya es ganancia. Aunque creo que esa idea se ha demeritado un poco, antes un Licenciado era respetado como alguien de alto rango, hoy hacer una licenciatura es como una segunda preparatoria, la sociedad cada vez pide más títulos para configurar una separación de clases bien marcada, aunque por otro lado, es un factor positivo en el campo de las humanidades y la ciencia (encaminada al bien y la salud del ser humano).

Se hace referencia a las teorías de la reproducción social, de correspondencia y cultural, en la que la escuela es la encargada (según estudios de Althusser) principal del sistema capitalista, la cual desempeña tan bien su función de preservar las clases sociales, que a manera de trampa, la relación oculta que existe entre la institución educativa y las instancias políticas, económicas y sociales, ha logrado otorgar serias funciones a la escuela y glorificarla para que a través de ella se socialice, se aprenda sumisión, un buen oficio para la vida ( arbeit macht frei[2]), que reafirma la máquina, el modo de producción y consumo del capital.
Es triste observar que la escuela sólo forma dos tipos de conciencias bien definidas, el explotador y el explotado, en la que la perteneciente al primero se convierte en un empresario de la hipocresía y en burócrata de la decencia, pues se encarga especialmente de hacer creer al obrero que puede superarse, que la maquila tiene oportunidad de crecimiento (claro, después de 10 años de esclavitud, siendo dueños los extranjeros), ese tipo de conciencia no es conciencia, es malinchista, es egoísta, es lambiscón de los que tienen el poder y lucha con sus uñas por conservar sus privilegios sin importarle un poco el pueblo sumido en el hambre. Y qué decir de la conciencia del oprimido, quien se embarca toda su vida con el crédito, agradeciendo a quien le haya dado la oportunidad, respetando a su merced el capitalismo quien sólo lo asegura como niñera de la máquina.
La exposición sobre Althusser termina cuando el autor menciona que dicho pensamiento cae en un determinismo económico, pues sólo cambiaría esta sociedad si cambiasen los modos de producción; en lo personal, no creo que la economía sea el único camino, considera que puede ser una alternativa pero aunado a un cambio total de los sectores sociales, la pregunta es… ¿cómo encontrarle el inicio al círculo?, en dónde iniciar la revolución, si es en la familia, la educación, la política, los medios de comunicación, ya que todo es producto de todo y se encuentran intrínsecamente ligados.

Fuimos formados para consumir, es triste notar cómo se nos hace difícil vivir sin luz, sin internet, sin agua, sin perfume o maquillajes, sin el cine, sin blockbuster o carl´s junior, qué no decir de la coca-cola o marlboro, es despiadado observar el auge que se le da a la tecnología en las escuelas y la importancia que adopta el estudiante de hoy, quien asiste a clases con su IPOD y vive “chateando”, dependientes totales de la máquina y por lo tanto prominentes consumidores desde su primer respiro.

Un factor muy importante en la educación es la vocación; cómo descubrir quien realmente está en un aula por querer transformar la humanidad o quien sólo va a reproducir las normas autoritarias del poder, o para cobrar sus horas que le ha otorgado el sindicato.
Un problema en específico que está sucediendo en la escuela secundaria del país, es que la historia se enseñaba en dos partes, la historia universal y la historia de México, pero a partir de la nueva reforma, el próximo año ya no se dará la clase de historia de México, sino que ésta se integrará y disolverá en el olvido en la historia universal, y esto significa una gran pérdida, puesto que se observa la intención claramente, globalizar todo a su paso y desaparecer los restos del país en el TLC, en el capitalismo, en el Tío Sam, en la Coca-Cola.
Este tipo de educación no es de equidad, disuelve y vende países.

Qué es lo que tendrá el poder capitalista que abarca todo y se trasmina en todas las esferas, será acaso un gran monstruo indestructible ó la humanidad tendrá algún remedio, hacen falta soluciones.
Otra cuestión a resaltar es el índice de escuelas con propósito técnico, en las cuales una vez saliendo, se ubica al alumnado en maquiladoras que los admiten como asistentes o gerentes de línea, como si ese fuera el único camino, preservador de las relaciones de opresión.

Hace referencia a S. Bowles y H. Gintis, quienes mencionan que la familia y las experiencias vividas en su seno, alimentan la inferioridad de las mujeres, ya que en la escuela poco se trata el tema y no tiene suficiente importancia, pues sostiene las relaciones de explotación.

[1] No se vea a la Razón como glorificación y redentora de la humanidad misma, pues esta misma razón nos ha llevado por caminos enfermos de egoísmo y poder.
[2] A la usanza nazi, haciendo creer: “El trabajo os hará libres”.

1 comentario:

Cronopius dijo...

Pillé este libro para decargar:

http://www.esnips.com/doc/a90ffd6a-472a-4616-b1ba-1e336521557c/Jurjo-Torres---El-curriculum-oculto

Saludos...