miércoles, 30 de enero de 2008

Las escuelas: el caos del tablero. William Pollack

La escuela: un mundo nuevo

La escuela ha sido idealizada, se supone que la escuela debe ser un lugar en el cual los niños se sientan en confianza, donde desarrollen su seguridad y autoestima, aprendiendo a convivir con los demás, y pareciera que hay una división tajante entre el mundo de los profesores adultos y el de los alumnos pequeños, puesto que el autoritarismo y una educación en el silencio, en la imposición no hace más que alejar a los niñ@s de las escuelas, provocando miedo, decepción, sentimientos de tensión que logran que el pequeño se vuelva tímido o rebelde.

Hoy día la información se puede conseguir tan fácil como apretar un botón, no obstante la formación humana del niñ@ es indispensable y debe ser trabajo serio; no relego lo académico, pero el papel que juega la escuela es definitivo para conformar la personalidad, por ello es que la realidad que nos acontece dista mucho de los ideales de la educación; esto no significa culpar a las escuelas, ya que todas las instituciones participan educándonos, pero si es una crítica al sistema educativo que no ve más allá de lo superficial.

Menciona el autor que hay un desconocimiento de las necesidades genuinas de los niñ@s, yo veo una separación muy tajante entre el mundo del adulto y del niñ@, como que el adulto ha perdido esa sensibilidad y curiosidad de los niñ@s, por eso hay una incomprensión, por eso el adulto, sumergido en su mundo de autoridad, ve en la libertad de los niñ@s una amenaza para lo establecido, creo que lo único que puede salvar a esta humanidad es precisamente la rebeldía y la libertad de los niños, que duden, que sean contestatarios y no sean tragados por el sistema, pues nosotros los adultos somos mediatizados, convertidos en cómplices de una educación en función del capitalismo, que prepara jóvenes “disciplinados” que sirvan a la ley de la oferta y la demanda.

El autor menciona que en las escuelas no se preparan para enseñar con un método de aprendizaje propio de los niños, esto quiere decir que no hay una forma de enseñar la masculinidad de manera no violenta, y esto es grave, ya que si el niño tiene una mala experiencia en la escuela, el sentimiento de fracaso lo puede llevar a las drogas o a alguna actividad delictiva con violencia.

De entre los niños, son pocos los que sobresalen, la idea debe ser apoyarlos a todos, viendo los distintos tipos de aprendizaje. Con los recientes estudios de género, se le ha victimizado de cierta manera a las niñas, no tomando en cuenta que los niños también han sido víctima de la sociedad en la que vivimos; es de notar que la cultura patriarcal generadora de violencia, hace que los niños pierdan su camino, muchos terminan en la cárcel, puesto que hay estadísticas que demuestran que de la población total de las cárceles, sólo el 8% aprox. son mujeres, esto nos indica la gran presión en la que se pueden ver sumergidos los hombres.
Nos menciona el autor el grado de baja autoestima que tienen los niños en relación con las niñas, en la reflexión caigo en cuenta de muchas cosas. De pequeños, podemos tener más libertad en torno a lo que elijamos, ya sea juegos, gustos, deportes, etc., mas conforme se va acercando la secundaria, que es el lugar donde se reafirma la concepción de mujer o de hombre de manera tal que los estereotipos se afianzan, el niño puede caer en una confusión y el mundo se le puede venir abajo, pues de haber sido en la primaria más libre, más coherente con sus gustos y forma de pensar por ser un “niño” y no un “hombre”, se ve con más confianza, mas en la secundaria le toca ejercer estereotipadamente el papel de que todo lo puede, de que todo lo sabe y si falla en algún aspecto se considera fracasado.

Pollack nos dice la máscara en la que se ven envueltos los pequeños, pues aunque estén en secundaria, con un cuerpo desarrollado y voz más gruesa, por dentro siguen siendo niñitos, con necesidades de atención y amor.
En muchas ocasiones, cuando las escuelas, los maestros y los directivos son estrictos exageradamente, la energía de los niños es llamada déficit de atención, esto en vez de ayudarlos los coarta, pues ellos necesitan de clases más motivadoras que escuchar todo el tiempo.

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