Se observa que mientras más se indaga en la perspectiva de género, más se pretende encontrarle en todas las direcciones posibles, a veces cayendo en cuenta de que al querer hallar relaciones y respuestas, nos perdemos en un todo que no nos dice nada. Los problemas de género se pueden encontrar en muchos lugares, lo difícil es localizar la relación que permita vislumbrar lo cierto de ello, pues la naturalización a la que ha estado sometida la relación de violencia entre los hombres y las mujeres, nos hace perder los puntos de referencia y hasta pensar que no existen tales problemas.
La escuela es un punto de partida muy importante para la conciencia (aunque no por ello sea el único recinto donde se pueda adquirir un saber), de tal manera que l@s profesor@s y la institución de la Escuela tienen responsabilidad de actualizarse y tomar conciencia de género, pues cada acto y cada palabra, influyen sobremanera en los niños y adolescentes, mas no es la única institución que educa.
En la actualidad existe una relación desequilibrada entre el currículum, la práctica docente y los ciudadanos que son producto de la escolarización. El problema es que los cambios y reformas educativas están a la orden del día; mas sin una preparación y actualización del profesorado ante las distintas perspectivas, no se podrá estar acorde con los ideales más altos de la educación.
La escuela es sólo un puente que dota al ser humano de herramientas que le han de servir en la vida y determinadas situaciones, es un panorama que busca atraer al conocimiento; una vía debe ser el auto-didactismo, pues hay un problema muy grave en la sociedad, el tener un título no es motivo de avalar el aprendizaje, se busca obtener títulos por lo que la sociedad ofrecerá, por el dinero que vale un título de abogado v.g., y no por el hecho de comprender nuestro ser y la naturaleza, cuánta desconsolación el darse por vencido y domesticarse ante el sistema vigente, olvidar los libros y creer que cuando la escuela termina el alma se libera por siempre, es triste en realidad que la escuela haga sentir así al muchach@, y no inculque las ganar de aprender por sí mism@. Parece que la escuela es obligatoria y algo indeseable, así es como el sistema nos quiere hacer creer, para en cuanto se termine la universidad desistir ante el largo camino del saber, entonces la escuela se vuelve una trampa.
La autora nos muestra que para que los maestr@s puedan adquirir conciencia sobre género, es necesario que se observen a sí mism@s como parte de una estructura social, y es posible que ell@s también enfrenten problemas de género, pues ninguna clase social u oficio está exento de la cultura en que nacimos.
Es interesante notar de qué manera los estereotipos rebasan los ámbitos de lo privado, llegando así hasta lo más profundo de las instituciones, cómo el individuo se proyecta en todas las expresiones humanas.
A veces pareciera que la cuestión de la subordinación de la mujer pudiese desaparecer tan sólo teniendo conciencia de género y de la equidad que supuestamente debiera existir entre los hombres y las mujeres sin importar clase social, preferencia sexual, religión, etc; empero no es suficiente tener conciencia de ello, se necesita que toda la sociedad observe cuan injusto se es discriminando la diferencia y prejuiciando, se necesitan más que leyes para luchar contra la discriminación en todas sus caras.
La autora describe que la educación ha sido considerada por algunas organizaciones como un instrumento indispensable para promover el desarrollo de la humanidad y progresar en los ideales de paz, libertad y justicia social, no obstante si la institución de la escuela se encarga de reproducir estereotipos que degradan y menosprecian la equidad y participación social, entonces habría que trabajar seriamente con la perspectiva de género, ya que la autora menciona que los primeros niveles de educación, están conformados por mujeres en su mayoría y si estas etapas son las que marcan con más firmeza la formación del ser humano, entonces habría que revisar el currículum y su empleo en el aula, haciendo ver cuándo y dónde se es desigual en el trato.
Considero que el trabajo que se hace en el jardín de niños y en la primaria, es tan importante como el de los siguientes niveles, mas teniendo en cuenta que la secundaria funciona diferente, en ocasiones el trabajo que se logró en la formación del niño, en la secundaria se deja de lado, no hay pues una coherencia, comunicación o línea de objetivos para la educación en todos los niveles.
Los profesor@s siempre han de mostrar algo de su subjetividad, creo imposible no hacerlo, creo que los discursos siempre estarán permeados por su ideología, pero hay que saber distinguir entre totalizar el aula, querer establecer nuestro razonamiento como único o saber compartir y aprender junto con los alumn@s. El profesor no es un autómata que sea neutral ante un conocimiento dado.
La cuestión aquí es desentrañar el currículum que subyace en la subjetividad del profesorado y los planes y programas, cómo establece su práctica educativa o si está acorde realmente con el discurso pedagógico institucional.
Cita la autora: “Sólo la personalidad protagonista es valorada: la atención al otro, o toda actitud que denote el ´ser para otro´, no es entendida sino como carencia, sumisión y debilidad”. Este punto sólo muestra de qué manera los “atributos” masculinos de autonomía, individualismo, egocentrismo son valorados en occidente; pero el cuidado por el otro, la atención por los demás es subvalorada por ser un comportamiento de amor por el prójimo y ser compasivo en esta sociedad significa ser tonto. Debemos aprender más ese comportamiento que ha sido inculcado en las mujeres, pero lo debemos aprender tanto hombres como mujeres, para que nuestra vida se base en el amor y no en el triunfo y el éxito como caminos que arrasan con los demás, sin permitirnos tomar conciencia de lo importante que es cada ser vivo en esta tierra.
Rosa Ma. Barrientos expone la importancia del lenguaje y de qué forma influye en nuestro comportamiento, ya que lo que podemos nombrar existe y cada concepto es una realidad, el lenguaje es tan importante como lo tangible, los conceptos son sentimientos, percepciones, prejuicios, libertades, límites, desbordamientos, es con el lenguaje con el que nos asimos del mundo externo.
Cabe mencionar un dato que menciona la autora, el 95.5 % de profesores en preescolar son mujeres, esto es visto socialmente como una extensión del papel de la madre, por el hecho de que a las profesoras les gusten los niñ@s, les guste servir, etc.; el problema es que las profesoras se sienten realizadas aun cuando el trabajo no es bien valorado y es poco remunerado, además de tener que cargar con la responsabilidad total de los hogares, cuidando así a sus propios hijos y a los que cuidan en su trabajo. Esta situación genera estrés y no ayuda al grupo social de las mujeres, la actividad se relega por ser “femenina” y es vista incluso como una actividad meramente de guardería.
El Estado debe proveer de educación y vivienda, de trabajo, ¡la educación es un derecho!, pero no en México, en este país quien no tiene dinero no accede a la escuela, es terrible observar que si el Estado no hace nada por ello, la sociedad no hace tampoco nada por resolver sus carencias, es nuestro derecho y no luchamos por ello, de ser así, los índices de delincuencia y violencia disminuirían (aunque la violencia de género traspase clase social), la educación es un derecho humano y nos es negado por la ceguera y el androcentrismo, si tuviésemos una cultura del servir, de ayudar al prójimo, a nuestros hermanos, otro país fuésemos, pero sólo en las catástrofes y en navidad nos unimos.
Tenemos voz, tenemos voto, derechos inalienables que no exigimos, que no ejercemos, cuando nos caiga una dictadura nos lamentaremos y no habrá vuelta atrás. Existe una pereza democrática que es desalentadora, existen problemas en nuestro país que no vemos, que no queremos ver porque sólo vemos por nuestros veinte metros cuadrados, si todos nos uniésemos sería distinto, la televisión nos marea.
Otro problema que se encuentra en la enseñanza y sobre todo en los libros de texto, es que se discrimina información importante, es por eso que se debe aclarar que el libro es solamente una herramienta, pero que existen otras perspectivas para investigar, inculcar pues el auto-didactismo. Esto trae una situación constante, el alumn@ cree que lo que se aprende en el aula es lo único válido; ya que todo lo que aprende en la vida, por sus propias manos, por influencias, no lo ve como aprendizaje y se llega a considerar que lo único legítimo por aprender es lo que dice el profesor o la institución educativa.
Como conclusión, el trabajo inicia desde el profesorado, nos menciona la autora que no únicamente por medio de la formación a través de objetivos claros y prácticas concisas se logrará un profesorado con conciencia, sino es a través de una auto-formación de análisis constante y conciencia de la práctica docente como se logrará una mejor enseñanza.
Es muy interesante observar de qué manera el género se presenta transparente y sin embargo permea en todas las capas de la sociedad, somos producto tanto hombres como mujeres de una cultura androcéntrica y aceptamos esta realidad como si fuera una obligación y un deber el hacer caso de los roles de género.
La escuela es un punto de partida muy importante para la conciencia (aunque no por ello sea el único recinto donde se pueda adquirir un saber), de tal manera que l@s profesor@s y la institución de la Escuela tienen responsabilidad de actualizarse y tomar conciencia de género, pues cada acto y cada palabra, influyen sobremanera en los niños y adolescentes, mas no es la única institución que educa.
En la actualidad existe una relación desequilibrada entre el currículum, la práctica docente y los ciudadanos que son producto de la escolarización. El problema es que los cambios y reformas educativas están a la orden del día; mas sin una preparación y actualización del profesorado ante las distintas perspectivas, no se podrá estar acorde con los ideales más altos de la educación.
La escuela es sólo un puente que dota al ser humano de herramientas que le han de servir en la vida y determinadas situaciones, es un panorama que busca atraer al conocimiento; una vía debe ser el auto-didactismo, pues hay un problema muy grave en la sociedad, el tener un título no es motivo de avalar el aprendizaje, se busca obtener títulos por lo que la sociedad ofrecerá, por el dinero que vale un título de abogado v.g., y no por el hecho de comprender nuestro ser y la naturaleza, cuánta desconsolación el darse por vencido y domesticarse ante el sistema vigente, olvidar los libros y creer que cuando la escuela termina el alma se libera por siempre, es triste en realidad que la escuela haga sentir así al muchach@, y no inculque las ganar de aprender por sí mism@. Parece que la escuela es obligatoria y algo indeseable, así es como el sistema nos quiere hacer creer, para en cuanto se termine la universidad desistir ante el largo camino del saber, entonces la escuela se vuelve una trampa.
La autora nos muestra que para que los maestr@s puedan adquirir conciencia sobre género, es necesario que se observen a sí mism@s como parte de una estructura social, y es posible que ell@s también enfrenten problemas de género, pues ninguna clase social u oficio está exento de la cultura en que nacimos.
Es interesante notar de qué manera los estereotipos rebasan los ámbitos de lo privado, llegando así hasta lo más profundo de las instituciones, cómo el individuo se proyecta en todas las expresiones humanas.
A veces pareciera que la cuestión de la subordinación de la mujer pudiese desaparecer tan sólo teniendo conciencia de género y de la equidad que supuestamente debiera existir entre los hombres y las mujeres sin importar clase social, preferencia sexual, religión, etc; empero no es suficiente tener conciencia de ello, se necesita que toda la sociedad observe cuan injusto se es discriminando la diferencia y prejuiciando, se necesitan más que leyes para luchar contra la discriminación en todas sus caras.
La autora describe que la educación ha sido considerada por algunas organizaciones como un instrumento indispensable para promover el desarrollo de la humanidad y progresar en los ideales de paz, libertad y justicia social, no obstante si la institución de la escuela se encarga de reproducir estereotipos que degradan y menosprecian la equidad y participación social, entonces habría que trabajar seriamente con la perspectiva de género, ya que la autora menciona que los primeros niveles de educación, están conformados por mujeres en su mayoría y si estas etapas son las que marcan con más firmeza la formación del ser humano, entonces habría que revisar el currículum y su empleo en el aula, haciendo ver cuándo y dónde se es desigual en el trato.
Considero que el trabajo que se hace en el jardín de niños y en la primaria, es tan importante como el de los siguientes niveles, mas teniendo en cuenta que la secundaria funciona diferente, en ocasiones el trabajo que se logró en la formación del niño, en la secundaria se deja de lado, no hay pues una coherencia, comunicación o línea de objetivos para la educación en todos los niveles.
Los profesor@s siempre han de mostrar algo de su subjetividad, creo imposible no hacerlo, creo que los discursos siempre estarán permeados por su ideología, pero hay que saber distinguir entre totalizar el aula, querer establecer nuestro razonamiento como único o saber compartir y aprender junto con los alumn@s. El profesor no es un autómata que sea neutral ante un conocimiento dado.
La cuestión aquí es desentrañar el currículum que subyace en la subjetividad del profesorado y los planes y programas, cómo establece su práctica educativa o si está acorde realmente con el discurso pedagógico institucional.
Cita la autora: “Sólo la personalidad protagonista es valorada: la atención al otro, o toda actitud que denote el ´ser para otro´, no es entendida sino como carencia, sumisión y debilidad”. Este punto sólo muestra de qué manera los “atributos” masculinos de autonomía, individualismo, egocentrismo son valorados en occidente; pero el cuidado por el otro, la atención por los demás es subvalorada por ser un comportamiento de amor por el prójimo y ser compasivo en esta sociedad significa ser tonto. Debemos aprender más ese comportamiento que ha sido inculcado en las mujeres, pero lo debemos aprender tanto hombres como mujeres, para que nuestra vida se base en el amor y no en el triunfo y el éxito como caminos que arrasan con los demás, sin permitirnos tomar conciencia de lo importante que es cada ser vivo en esta tierra.
Rosa Ma. Barrientos expone la importancia del lenguaje y de qué forma influye en nuestro comportamiento, ya que lo que podemos nombrar existe y cada concepto es una realidad, el lenguaje es tan importante como lo tangible, los conceptos son sentimientos, percepciones, prejuicios, libertades, límites, desbordamientos, es con el lenguaje con el que nos asimos del mundo externo.
Cabe mencionar un dato que menciona la autora, el 95.5 % de profesores en preescolar son mujeres, esto es visto socialmente como una extensión del papel de la madre, por el hecho de que a las profesoras les gusten los niñ@s, les guste servir, etc.; el problema es que las profesoras se sienten realizadas aun cuando el trabajo no es bien valorado y es poco remunerado, además de tener que cargar con la responsabilidad total de los hogares, cuidando así a sus propios hijos y a los que cuidan en su trabajo. Esta situación genera estrés y no ayuda al grupo social de las mujeres, la actividad se relega por ser “femenina” y es vista incluso como una actividad meramente de guardería.
El Estado debe proveer de educación y vivienda, de trabajo, ¡la educación es un derecho!, pero no en México, en este país quien no tiene dinero no accede a la escuela, es terrible observar que si el Estado no hace nada por ello, la sociedad no hace tampoco nada por resolver sus carencias, es nuestro derecho y no luchamos por ello, de ser así, los índices de delincuencia y violencia disminuirían (aunque la violencia de género traspase clase social), la educación es un derecho humano y nos es negado por la ceguera y el androcentrismo, si tuviésemos una cultura del servir, de ayudar al prójimo, a nuestros hermanos, otro país fuésemos, pero sólo en las catástrofes y en navidad nos unimos.
Tenemos voz, tenemos voto, derechos inalienables que no exigimos, que no ejercemos, cuando nos caiga una dictadura nos lamentaremos y no habrá vuelta atrás. Existe una pereza democrática que es desalentadora, existen problemas en nuestro país que no vemos, que no queremos ver porque sólo vemos por nuestros veinte metros cuadrados, si todos nos uniésemos sería distinto, la televisión nos marea.
Otro problema que se encuentra en la enseñanza y sobre todo en los libros de texto, es que se discrimina información importante, es por eso que se debe aclarar que el libro es solamente una herramienta, pero que existen otras perspectivas para investigar, inculcar pues el auto-didactismo. Esto trae una situación constante, el alumn@ cree que lo que se aprende en el aula es lo único válido; ya que todo lo que aprende en la vida, por sus propias manos, por influencias, no lo ve como aprendizaje y se llega a considerar que lo único legítimo por aprender es lo que dice el profesor o la institución educativa.
Como conclusión, el trabajo inicia desde el profesorado, nos menciona la autora que no únicamente por medio de la formación a través de objetivos claros y prácticas concisas se logrará un profesorado con conciencia, sino es a través de una auto-formación de análisis constante y conciencia de la práctica docente como se logrará una mejor enseñanza.
Es muy interesante observar de qué manera el género se presenta transparente y sin embargo permea en todas las capas de la sociedad, somos producto tanto hombres como mujeres de una cultura androcéntrica y aceptamos esta realidad como si fuera una obligación y un deber el hacer caso de los roles de género.
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