Las palabras nacen por la necesidad de nombrar algo, de comprenderlo, por ello es difícil -comenta la autora- que se puedan codificar, ya que están sujetas a lo humano y su contexto histórico.
Algunas feministas, consideraban que estudiar el género basado en las relaciones entre los sexos, coadyuvaría a desentrañar la historia, sería vista desde otra perspectiva, pues si se desenterrase la historia de las mujeres, por tanto se tendría que hacer historiografía desde lo cotidiano y lo subjetivo.
Explica la autora que se requiere de un análisis teórico y no sólo descriptivo de la historia, debido a que no es permeable a la conciencia el hecho de que las mujeres hayan participado, lo que sería interesante explicar es de qué manera lo hicieron, bajo qué circunstancias, cuáles fueron sus experiencias, con qué problemas se enfrentaron, etc., cómo actúa el género en l@s historiador@s.
Estos nuevos análisis históricos deben forzosamente conducir al cambio, pues de no ser así, la historiografía será caduca a las necesidades de hoy.
La autora destaca que algunas veces se utiliza género en lugar de mujeres, cuando se quiere hablar del tema, esto para no asumirse feministas -ya que pudiera sonar radical-; el problema de esta perspectiva política es que ven en el feminismo un problema de mujeres, y no de relaciones entre los géneros construidos culturalmente.
Se menciona que el término género es asociado con el estudio de lo relativo a las mujeres y no es utilizado como categoría para el estudio de la historia, siendo tan importante el hacerlo, dado que la historia está entramada por el poder, la autora destaca que en algunas acepciones el género se utiliza careciendo de la capacitación analítica para cambiar los paradigmas históricos.
Se está trabajando en desarrollar teorías que expliquen la historia desde otra óptica.
La autora refiere que la liberación de las mujeres puede valerse de la verdadera comprensión de la reproducción, excluyendo la mitificación que el hombre hace de todo el proceso.
Una de las teorías del patriarcado asevera que el género produce las demás desigualdades y se entrelaza en muchos aspectos de la vida, por tanto concluye que la diferencia física tiene como efecto universal la discriminación.
Algunas feministas, consideraban que estudiar el género basado en las relaciones entre los sexos, coadyuvaría a desentrañar la historia, sería vista desde otra perspectiva, pues si se desenterrase la historia de las mujeres, por tanto se tendría que hacer historiografía desde lo cotidiano y lo subjetivo.
Explica la autora que se requiere de un análisis teórico y no sólo descriptivo de la historia, debido a que no es permeable a la conciencia el hecho de que las mujeres hayan participado, lo que sería interesante explicar es de qué manera lo hicieron, bajo qué circunstancias, cuáles fueron sus experiencias, con qué problemas se enfrentaron, etc., cómo actúa el género en l@s historiador@s.
Estos nuevos análisis históricos deben forzosamente conducir al cambio, pues de no ser así, la historiografía será caduca a las necesidades de hoy.
La autora destaca que algunas veces se utiliza género en lugar de mujeres, cuando se quiere hablar del tema, esto para no asumirse feministas -ya que pudiera sonar radical-; el problema de esta perspectiva política es que ven en el feminismo un problema de mujeres, y no de relaciones entre los géneros construidos culturalmente.
Se menciona que el término género es asociado con el estudio de lo relativo a las mujeres y no es utilizado como categoría para el estudio de la historia, siendo tan importante el hacerlo, dado que la historia está entramada por el poder, la autora destaca que en algunas acepciones el género se utiliza careciendo de la capacitación analítica para cambiar los paradigmas históricos.
Se está trabajando en desarrollar teorías que expliquen la historia desde otra óptica.
La autora refiere que la liberación de las mujeres puede valerse de la verdadera comprensión de la reproducción, excluyendo la mitificación que el hombre hace de todo el proceso.
Una de las teorías del patriarcado asevera que el género produce las demás desigualdades y se entrelaza en muchos aspectos de la vida, por tanto concluye que la diferencia física tiene como efecto universal la discriminación.
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